¡Hola
visitantes! Esta semana me gustaría hablaros sobre cómo planificar una ruta
cultural ya que, durante estas últimas semanas hemos estado preparando una ruta
sobre el Barroco en las clases de Animación Cultural.
Una
ruta cultural tiene como objetivo dar a conocer diferentes aspectos culturales
de una zona concreta. Esta transmisión de conocimiento se puede realizar de
varias maneras: por un lado se puede organizar una ruta en la que se enseñan
monumentos y se explican sus características donde el usuario sólo es oyente.
Por otro lado, se puede hacer una ruta más didáctica y participativa, en la que
se alterne contenido a transmitir sobre los monumentos con actividades donde el
usuario forma parte activa de la ruta, motivándole en el aprendizaje de nuevos
conocimientos. Este segundo tipo de ruta es el más completo, enriquecedor y
motivador para el usuario.
Para
planificar una ruta es necesario un trabajo bien elaborado y organizado para su
correcta puesta en marcha. Desde el
comienzo, es necesario establecer las responsabilidades de cada uno. Habrá que
dividir el grupo en subgrupos que se dedicarán a una tarea distinta dentro de
la ruta a planificar. Es muy importante
la comunicación y relación entre todos los subgrupos para no confundirse en el
trabajo, hacer tareas innecesarias y poder elaborar una ruta bien estructurada.
El
primer grupo, debe recopilar información sobre la época en la que se va a
centrar la ruta. Por ejemplo, si es una ruta sobre el Barroco en Valencia,
tendrá que buscar información sobre la época barroca: momento histórico,
características de la sociedad, sistema político, características
arquitectónicas, etc., es decir, conocer en profundidad el tema para saber
transmitir con fidelidad el sentimiento de la época.
Otro de
los grupos, y una vez elegida la época en la que se centrará la ruta, se
encargará de elegir los monumentos a
visitar. Para ello habrá que documentarse sobre cada uno de ellos y
organizarlos para que la ruta tenga un sentido lógico.
El último
grupo tendrá la tarea de elaborar diferentes actividades en cada uno de los
monumentos a visitar. Estas actividades deben ser fáciles, concretas, educativas y han de
realizarse con el objetivo de que, a través de ellas, se trabajen aspectos de
la época en la que nos encontramos.
El
objetivo de una ruta cultural no debe ser dar a conocer el mayor número de
datos históricos al usuario sino transmitir el sentimiento de la época y los
datos más significativos de ésta, ya que el usuario no va a recordar todas las
fechas, características, personajes, etc. sino que acabará la ruta con una idea
general de lo que se ha querido transmitir.
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